Las nuevas estrategias destinadas a la conservación y la sostenibilidad desempeñan un papel fundamental para hacer frente a la pérdida de biodiversidad registrada tanto en Europa como en el resto del mundo. El análisis de las respuestas de los animales y las plantas podría ayudar a mejorar la gestión del funcionamiento de los ecosistemas y la manera en que estos ofrecen sus servicios.
Un equipo internacional de investigadores ha demostrado que el crecimiento de los árboles se está viendo más limitado por la falta de agua que por la temperatura especialmente en el caso de los climas septentrionales y a mayores altitudes. El equipo publicó sus hallazgos en la revista
«Science Advances» con el apoyo parcial del proyecto financiado con fondos europeos BACI.
«En este estudio, nos fijamos como objetivo esclarecer los datos empíricos básicos sobre cómo responde el crecimiento de los árboles ante la variabilidad climática en los biomas de los bosques templados y boreales. Para cubrir esta escala espacial sin precedentes, utilizamos una red mundial de datación cruzada de anillos de crecimiento de árboles procedentes de 2710 puntos distintos», afirmaron los investigadores. «En cada punto, cuantificamos la respuesta de la variabilidad interanual en el crecimiento de los árboles de acuerdo con cuatro parámetros climáticos (posteriormente denominada “respuesta climática”)», añadieron.
Se evaluaron las variables durante dos períodos de 30 años: 1930-1960 y 1960-1990. «Estos parámetros se utilizaron como métricas de la disponibilidad de energía [temperatura (T)] y agua [precipitaciones (P)], demanda de agua atmosférica [déficit de presión de vapor (DPV)] y sequía [índice estandarizado de precipitación y evotranspiración (SPEI)]».
Los investigadores señalaron que «los árboles se vieron más limitados por la demanda de agua atmosférica prácticamente en todo el mundo. Estos cambios se produjeron ante un calentamiento leve, y prevemos que la continuación del cambio climático desencadene una redistribución importante en las respuestas del crecimiento ante los factores climáticos».
Cambios en la respuesta climática
Tal y como se resume en un
artículo de la Universidad de Arizona para los dos períodos implicados el equipo trazó estos parámetros «en una red que cubría las regiones templadas y boreales del mundo. El hecho de añadir al mapa los datos de los anillos de los árboles permitió a los científicos determinar si los cambios producidos en el clima durante el siglo XX se correspondían con los cambios en el crecimiento de los árboles del mundo». En ese mismo artículo el coautor David Frank afirmó: «Observamos determinadas áreas donde a principios del siglo XX el crecimiento se vio limitado por la temperatura. Sin embargo ahora estamos siendo testigos de un cambio hacia la limitación por los cambios en la humedad-sequía».
Al comparar los dos períodos de 30 años, «la temperatura promedio aumentó 0,5 °C y la zona en la que el crecimiento de los árboles se veía limitado fundamentalmente por la temperatura se redujo en aproximadamente 8,7 millones de kilómetros cuadrados, un área de aproximadamente el tamaño de Brasil», señalaba el artículo.
De acuerdo con el artículo, el autor principal Flurin Babst se mostraba «sorprendido de que un cambio tan pequeño en la temperatura hiciese pasar un área tan grande de árboles de estar limitados por la temperatura a estar limitados por el agua». «El impacto es mucho mayor de lo que esperaba», afirmó. Su compañero Frank añadió: «La reducción del crecimiento es indicativa del aumento del estrés sobre las plantas, que a su vez puede vincularse con la mortalidad».
En el
sitio web del proyecto BACI (Detecting changes in essential ecosystem and biodiversity properties – towards a Biosphere Atmosphere Change Index: BACI) se afirma que este fue lanzado en 2015 «para aprovechar el potencial no explorado de las observaciones de la Tierra desde el espacio tanto las ya existentes como las programadas». «En combinación con los datos sobre el terreno nos permitirá obtener variables ecosistémicas fundamentales y detectar cambios en el funcionamiento de los ecosistemas».