Un equipo de científicos financiados con fondos europeos ha desarrollado unos envases biodegradables innovadores para el mercado de la belleza ecológica.
¿Somos consumidores sensibles, conscientes del impacto ambiental que tienen los productos cosméticos que utilizamos? Si sabemos que todo lo que conllevan los productos de belleza habituales —desde los procesos de fabricación hasta los residuos generados— puede perjudicar al medio ambiente, ¿no sería preferible usar cosméticos ecológicos y naturales, que se consideran más seguros? ¿Y qué sucede con los envases que acaban en los vertederos, si están hechos a base de combustibles fósiles y no son degradables? Los científicos respaldados por el proyecto BIOBEAUTY, financiado con fondos europeos, abordaron precisamente esta cuestión y desarrollaron una solución de bioenvasado que cuenta con las mismas credenciales medioambientales que los productos en sí.
En lugar de plásticos no degradables, los científicos utilizaron ácido poliláctico (APL), un poliéster derivado de recursos renovables como el almidón de maíz o la caña de azúcar. Además, añadieron nanoarcillas y extracto de romero para mejorar el rendimiento del plástico de APL y aumentar la vida útil del producto cosmético. «Como toxicólogos, sabemos que incluso los ingredientes naturales como el romero pueden ser tóxicos en ciertas dosis», afirma la doctora Helinor Jane Johnston, profesora asociada de toxicología en la Universidad Heriot-Watt, que colabora con el proyecto BIOBEAUTY. En la cita de una noticia publicada en el sitio web del periódico Edinburgh Evening News, la doctora Johnston añade: «En Heriot-Watt probamos la toxicidad de los extractos de romero y diferentes tipos de nanoarcillas con el fin de seleccionar los elementos menos tóxicos para el producto final y asegurar que fuera seguro para los consumidores. Nos centramos en evaluar posibles consecuencias perjudiciales para la piel, pero también estudiamos la respuesta de órganos diana como el hígado y el sistema inmunitario».
La doctora Johnston subraya que los desarrolladores de productos naturales y ecológicos «necesitan un envase que concuerde con su filosofía y satisfaga las peticiones de los consumidores en cuanto a envases más respetuosos con el medio ambiente que reduzcan los residuos». A lo que añade: «Estamos ideando mejores formas de probar los productos éticamente. Como parte de este proyecto, utilizamos piel artificial para lograr una evaluación más completa de la posible reacción del envase con la piel».
Dado que los productos ecológicos utilizan ingredientes de cultivo natural que no contienen fertilizantes ni plaguicidas tóxicos, su huella ambiental no es tan perjudicial como la de los elementos convencionales. Sin embargo, el uso continuado de envases no biodegradables por parte de la industria cosmética es fuente de preocupación, ya que reducir los desechos es esencial para lograr un entorno más ecológico y seguro. Para abordar cuestiones como la eliminación de los residuos plásticos (Directiva 94/62/CE) y el agotamiento de los recursos no renovables, el proyecto BIOBEAUTY desarrolló envases biodegradables para cosméticos naturales y ecológicos teniendo en cuenta la perspectiva comercial.
El proyecto BIOBEAUTY (Development of a bioplastic package for organic cosmetic creams - BIOBEAUTY) (Desarrollo de un envase bioplástico para cremas cosméticas ecológicas - BIOBEAUTY) se llevó a cabo entre 2014 y 2016. Formaron parte del consorcio ocho colaboradores procedentes de Eslovenia, España, Francia, los Países Bajos y el Reino Unido.
En otra noticia que resume el resultado del proyecto, la doctora Johnston explica: «Es una gran ocasión para que la industria obtenga una ventaja competitiva: una encuesta reciente revela que más del 70 % de los consumidores europeos estarían dispuestos a pagar más a cambio de un envase más ecológico».
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