La evolución se produce más rápido de lo que predijo Darwin, según un estudio mundial que examina la tasa evolutiva de las especies.
El cambio climático y las actividades antropogénicas no han sido benévolas con el reino animal. Las alarmas se han disparado durante años. Desde 1970, las poblaciones de peces, reptiles, anfibios, aves y mamíferos han disminuido un 68 %.
Sin embargo, puede que las noticias no sean tan malas. De acuerdo con un nuevo estudio publicado en la revista «Science», la capacidad de la flora y fauna para adaptarse puede ser mayor de lo que se pensaba.La evolución se puede producir a mayor velocidad cuando las especies tiene más diferencias genéticas. Eso se debe a que desaparecen los rasgos particulares y se consolidan los más fuertes. Los autores lo denominan el «combustible de la evolución», que puede existir en poblaciones de animales silvestres con una tasa cuatro veces mayor de lo que se creía hasta ahora. El «combustible» podría ayudar a la probabilidad de supervivencia de las especies.
Un equipo internacional de cuarenta investigadores de veintisiete instituciones científicas lideradas por la Universidad Nacional Australiana (UNA) analizaron datos genéticos y otros datos biológicos previos a partir de diecinueve poblaciones de animales silvestres de todo el mundo. Disponían de muchos datos con los que trabajar, unos 2,6 millones de horas de cada animal. Los hallazgos muestran que la mayoría de las poblaciones pudieron adaptarse rápidamente.
Resulta que la evolución darwiniana era un proceso muy lento. «Sin embargo, desde Darwin, los investigadores identificaron que muchos ejemplos de la evolución darwiniana se produjeron en unos pocos años», explicó Timothée Bonnet, autor principal y ecologista evolutivo de la UNA, en una nota de prensa de la Universidad de Exeter del Reino Unido. «Un ejemplo habitual de la evolución rápida es la polilla del abedul, que antes de la revolución industrial en el Reino Unido era principalmente blanca. Con la contaminación que dejaba hollín negro en los árboles y edificios, las de color negro tuvieron una ventaja en su supervivencia, ya que era más difícil que las vieran las aves. Dado que el color de estas polillas determinó la probabilidad de supervivencia, lo cual se debía a las diferencias genéticas, las poblaciones en Inglaterra rápidamente se vieron dominadas por las de color negro».¿Las especies también podrían adaptarse a cambios en el entorno? «Esta investigación nos ha mostrado que no se puede descartar la evolución como proceso que permite a las especies subsistir ante cambios medioambientales», continuó el doctor Bonnet.
Sin embargo, a la velocidad que aumenta el cambio climático, ¿quién dice que esas poblaciones podrán mantener el ritmo? «No obstante, lo que sí podemos decir es que la evolución tiene un motor mucho más importante de lo que se pensaba en cuanto a la adaptabilidad de las poblaciones a los cambios medioambientales actuales», añadió.
«Nuestro trabajo por sí solo no es suficiente para realizar predicciones. Sin embargo, muestra que la evolución no se puede interrumpir si queremos predecir con exactitud el futuro a corto plazo de las poblaciones de animales —escribió Bonnet en «The Conversation». A pesar de los desafíos prácticos, nos entusiasma ser testigos de la evolución darwiniana, un proceso que se consideraba extremadamente lento y que actúa de manera perceptible en nuestras vidas».
Necesitaremos saber más sobre cómo los animales se pueden adaptar, teniendo en cuenta el ritmo incesante del cambio climático y su destrucción de la biodiversidad de la Tierra. Si seguimos gestionando mal y de forma imprudente los recursos del planeta, al final dicha investigación será irrelevante.