Un nuevo estudio indica que la mayor parte de las personas no quieren ser multimillonarias.
¿Siempre quiere más? ¿Le gustaría ser enormemente rico? Según los resultados publicados en «Nature Sustainability», no hay tanta gente que piense igual. La mayoría estaría satisfecha con un puñado de millones.
Unos investigadores de las universidades británicas de Bath, Bath Spa y Exeter realizaron una encuesta a cerca de ocho mil personas de treinta y tres países de los seis continentes para descubrir cuánto dinero considerarían necesario para una «vida absolutamente ideal». Los resultados indican que el principio económico de «deseos ilimitados», es decir, la creencia arraigada de que las personas desean una cantidad ilimitada de dinero, bienes y servicios, no es verdad.En el 86 % de los países, la mayoría de las personas podrían disfrutar de una «vida absolutamente ideal» con 9 millones o menos. En países como Argentina, India y Rusia, para alrededor de la mitad de los encuestados, 900 000 euros o menos serían suficientes. Y, ¿en cuánto cotiza la vida ideal en Estados Unidos a día de hoy? La mayoría de las personas afirmaron necesitar al menos 95 millones de euros. En función del país, entre un 8 % y un 39 % deseó obtener la mayor cantidad de dinero posible. Estas cifras indican la riqueza ideal de una persona a lo largo de toda su vida.
Las personas con «deseos ilimitados» en general son más jóvenes y residen en ciudades. Valoran más que otros el éxito, el poder y la independencia. Los «deseos ilimitados» son más predominantes en países que aceptan la desigualdad más fácilmente y en aquellos que se concentran más en los resultados y responsabilidades de grupo que en los individuales.«La ideología de "deseos ilimitados", cuando se muestra como representación de la naturaleza humana, puede generar presión social para que las personas compren más cosas de las que realmente quieren», explica el investigador principal, el doctor Paul Bain, del Departamento de Psicología de la Universidad de Bath en una nota de prensa. «Descubrir que la vida ideal de la mayoría de las personas es, en realidad, bastante modesta podría facilitar, a escala social, que las personas se comportasen de un modo más acorde con lo que realmente les hace felices e impulsar políticas más sólidas para proteger el planeta».
La coautora, la doctora Renata Bongiorno, de la Universidad de Bath Spa y la Universidad de Exeter, añade: «Los resultados son un claro recordatorio de que la visión mayoritaria no siempre se plasma en las políticas que permiten la acumulación de una riqueza excesiva por un número reducido de individuos. Si la mayoría de personas aspiran a una riqueza limitada, las políticas que respaldan unos deseos más limitados de las personas, como el impuesto sobre el capital para financiar iniciativas de sostenibilidad, podrían ser más populares de lo que suele mostrarse».