Según una nueva investigación, hay que sonreír, aunque sea con una sonrisa falsa.
¿El cambiar nuestra expresión facial puede intensificar o incluso alterar nuestro estado de ánimo? De acuerdo con la hipótesis de la retroalimentación facial, sonreír debería hacernos más felices y, en cambio, fruncir el ceño debería hacernos sentir más tristes o enfadados.
La ciencia ha estado tratando de probar o refutar esta teoría desde los tiempos de Charles Darwin. Los hallazgos publicados en la revista «Nature Human Behaviour» presentan pruebas sólidas de que las sonrisas fingidas sí que pueden hacer más felices a las personas.En el estudio participaron casi tres mil novecientas personas de diecinueve países que se dividieron en tres grupos iguales. La mitad de cada grupo miró imágenes alegres de cachorros, gatitos, flores y fuegos artificiales. La otra mitad miró una pantalla en blanco.
A los participantes de un grupo se les indicó que se pusieran un bolígrafo en la boca para imitar una sonrisa. Los de otro debían copiar las expresiones faciales de fotos en las que aparecían actores sonriendo. A los miembros del tercer grupo se les indicó que movieran las comisuras de los labios hacia las orejas y levantaran las mejillas utilizando solo los músculos faciales.
Luego se les mostraron las imágenes y la pantalla en blanco, pero se les pidió que mantuvieran una expresión facial neutra. Los voluntarios calificaron lo felices que estaban después de cada prueba.
Los resultados mostraron que los participantes que imitaron fotos de personas sonrientes o movieron las comisuras de los labios hacia las orejas se sintieron mucho más felices. Sin embargo, el estado de ánimo no cambió mucho para quienes usaron el método del bolígrafo en la boca.
«Algunas personas creen que la experiencia emocional es muy cognitiva, que solo se ve impulsada por nuestras evaluaciones de lo que está sucediendo en el mundo. No obstante, este trabajo sugiere que también es fisiológica», declaró a «The Guardian» el autor principal, el doctor Nicholas Coles, un científico investigador de la Universidad de Stanford (los Estados Unidos). «La experiencia emocional parece estar construida, en parte, a partir de la retroalimentación o las sensaciones del sistema nervioso periférico. Tener el corazón acelerado puede hacer que las personas sientan ansiedad, el ceño fruncido puede hacer que sientan enfado y sonreír puede lograr que se sientan felices».El doctor Coles siguió explicando en un comunicado de prensa de la Universidad de Stanford:«Experimentamos emociones con tanta frecuencia que olvidamos maravillarnos de lo increíble que es esta habilidad, pero, sin emociones, no hay dolor, ni placer, sufrimiento, dicha, tragedia o gloria en la condición humana. Esta investigación nos dice algo fundamentalmente importante sobre cómo funciona la experiencia emocional».
Y prosiguió hablando de las emociones: «Sonreír puede hacer que las personas se sientan felices y fruncir el ceño puede hacer que sientan enfado; por lo tanto, la experiencia consciente de la emoción debe basarse, al menos parcialmente, en sensaciones corporales. En los últimos años, la ciencia ha dado un paso hacia atrás y unos cuantos hacia delante, pero ahora estamos más cerca que nunca de comprender una parte fundamental de la condición humana: la emoción».
Así que no lo dude y esboce una sonrisa cursi para un selfi o una publicación en las redes sociales. ¡Podría alegrarle el día!