Un equipo de científicos ha identificado determinados parámetros que pueden utilizarse para detectar cambios bruscos en el sistema de corrientes marinas en el Atlántico Norte.
Los cambios climáticos repentinos y violentos, comúnmente conocidos como puntos de inflexión, son difíciles de predecir con los modelos existentes. Sin embargo, es fundamental hacer un seguimiento de estos umbrales (puntos de inflexión) donde un cambio diminuto puede impulsar un sistema a un estado totalmente nuevo. Un ejemplo de ello es la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés), un sistema de corrientes del Atlántico que sube agua tibia hasta Europa desde los trópicos y otros lugares.
La AMOC se caracteriza por un flujo en dirección norte de agua tibia y salada de las capas superiores del Atlántico y por un flujo en dirección sur de agua más fría y densa en sus profundidades. Forma parte de una red más amplia de patrones de circulación oceánica mundial que transportan calor por todo el mundo. Los cambios en esta circulación, provocados por eventos como el calentamiento de los océanos debido al aumento de los gases de efecto invernadero y del agua dulce que se incorpora al océano por el derretimiento de los glaciares, podrían tener consecuencias profundas en el sistema climático global. Estas incluyen el enfriamiento del hemisferio norte, el aumento del nivel del mar del Atlántico, la disminución general de la precipitación en Europa y en Norteamérica, y un cambio de dirección hacia el sur de los monzones en Sudamérica y África.
Aunque se considera improbable un colapso de la AMOC en el próximo siglo, es esencial identificar a tiempo señales de inflexión para prepararnos para sus efectos. No obstante, ¿qué parámetros pueden dar alertas tempranas de estos cambios bruscos? Un equipo de investigadores respaldados por el proyecto financiado con fondos europeos TiPES ha intentado responder a esta pregunta. Sus hallazgos se publicaron en la revista «Journal of Climate».En una noticia en el sitio web del proyecto TiPES, la doctora Laura Jackson, autora del estudio, comenta: «Mostramos que utilizar parámetros basados en temperaturas y densidades del Atlántico Norte, además de continuar haciendo el seguimiento directo de la AMOC, puede mejorar nuestra detección de cambios de la AMOC y probablemente incluso aportar una alerta temprana».
En el artículo de «Journal of Climate», la doctora Jackson y su colega el doctor Richard Wood señalan que los parámetros utilizados «han sido propuestos como huellas en estudios anteriores». Señalan: «Descubrimos que los parámetros que mejor funcionan son los parámetros de temperatura basados en diferencias a gran escala, el gradiente de densidad meridional a gran escala y la diferencia en la densidad vertical en el mar de Labrador». Los investigadores añaden: «El mejor parámetro para hacer un seguimiento de la AMOC depende en cierto modo de los procesos que impulsan el cambio. Por tanto, la mejor estrategia sería tener en cuenta las múltiples huellas para ofrecer una detección temprana de todos los cambios probables de la AMOC».
En el estudio, los investigadores concluyen que «el mejor parámetro puede depender de la pregunta que se hace». Según la noticia de TiPES, la doctora Jackson subraya que «es difícil saber en base a estos parámetros si un cambio en la AMOC se debe a la variabilidad natural que tiene lugar a lo largo de las décadas, a un debilitamiento gradual como resultado del cambio climático antropogénico o al hecho de cruzar un punto de inflexión». Por tanto, es necesario realizar más investigaciones. «Un paso en la dirección correcta será la evaluación de los parámetros disponibles en los modelos climáticos competidores para estimar la robustez de los resultados de este estudio».
El proyecto en curso TiPES (Tipping Points in the Earth System) se creó para aclarar y analizar las dinámicas y los umbrales de los puntos de inflexión del cambio climático y para asegurar que las proyecciones climáticas también los incluyan.