Un grupo de investigadores ha descubierto que la exposición directa y prolongada a la luz solar deteriora el rendimiento cognitivo y motor.
Como es bien sabido, el peligroso ascenso de la temperatura central del cuerpo por altas temperaturas puede provocar agotamiento térmico o golpe de calor. Lo que ahora revela un nuevo estudio, no obstante, es que un sol abrasador puede afectar al cerebro incluso cuando la temperatura corporal se mantiene dentro de la normalidad.
Con el apoyo del proyecto financiado con fondos europeos HEAT-SHIELD, el equipo que llevó a cabo la investigación apunta a que las investigadores anteriores no han estudiado a fondo el verdadero efecto de la exposición prolongada a la luz solar en la temperatura del cerebro humano y en la actividad encefálica. «La exposición intensa no afectó a ningún parámetro del rendimiento, mientras que la exposición prolongada de la cabeza y el cuello provocó un aumento de la temperatura central en 1 °C, así como deterioros importantes en el rendimiento de tareas dominadas por el conocimiento y motoras», se sostiene en el estudio publicado en la revista «Scientific Reports».
«Es más, se produjeron deterioros en niveles de hipertermia considerablemente menores en comparación con experimentos anteriores», añade. La cognición abarca las capacidades y procesos mentales que participan en la adquisición y el procesamiento de información que son necesarios para la vida diaria. Incluye la memoria, el conocimiento, la atención, el razonamiento, la resolución de problemas y la comprensión. La hipertermia, incluso cuando es leve y no prolongada, puede provocar deterioro cognitivo y afectar así negativamente a la atención, la memoria y el procesamiento de información. «Estos hallazgos destacan la importancia de incluir el efecto del calentamiento radiativo por luz solar de la cabeza y el cuello en análisis científicos futuros de los efectos del estrés térmico ambiental y de la protección específica de la cabeza para minimizar los efectos perjudiciales».En una nota de prensa de la Universidad de Copenhague, coordinadora del proyecto HEAT-SHIELD, uno de los coautores del estudio, el profesor Lars Nybo, hace hincapié en que «el empeoramiento del rendimiento motor y cognitivo se observó a una temperatura de 38,5 grados, que es una temperatura corporal un grado inferior a lo que habían mostrado estudios anteriores, lo que supone una diferencia considerable». El coautor Andreas Flouris, profesor asociado en la Universidad de Tesalia, socia del proyecto HEAT-SHIELD, apunta a la necesidad de mitigar los deterioros en el rendimiento y la salud inducidos por el estrés térmico que el calentamiento global intensifica. Destaca que la gente que trabaja o realiza actividades en el exterior a diario «debería protegerse la cabeza de la luz solar». Y añade: «La capacidad para mantener la concentración y evitar la atenuación del rendimiento motor y cognitivo sin duda es relevante para la seguridad del trabajo y del tráfico, así como para minimizar los riesgos de cometer errores en otras tareas diarias».
Los investigadores concluyen que los efectos perjudiciales de la radiación solar deberían tenerse en cuenta en estudios futuros en los que se analicen los efectos de las condiciones climáticas actuales o del cambio climático en la salud laboral. A efectos del estudio, los investigadores analizaron las capacidades mentales de ocho varones de entre veintisiete y cuarenta y un años mientras trabajaban con ordenadores con una exposición al calor directo procedente de lámparas dirigidas hacia la cabeza y espalda.
El proyecto en curso HEAT-SHIELD (Integrated inter-sector framework to increase the thermal resilience of European workers in the context of global warming) aborda los efectos negativos del estrés térmico en el lugar de trabajo sobre la salud y la productividad de los trabajadores de cinco sectores: turismo, agricultura, fabricación, construcción y transporte. También estudia el posible aumento de estos efectos con el avance del cambio climático.
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