La antigua Roma sigue visible en edificios que han sobrevivido milenios. ¿Está la clave en la receta perdida de su superhormigón? Nuestro experto Liberato Ferrara nos lo aclara.
«Lo que ha sobrevivido demuestra que la tecnología que tenían era duradera», afirma Ferrara. Pero nos explica que el hormigón tan solo es parte del motivo por el que tantos edificios de la antigua Roma permanecen en pie. «Está el material, pero también el modo en que se utilizaba. Y no se pueden separar ambos conceptos».
Uno de los ingredientes especiales del hormigón romano era la puzolana. Estas rocas volcánicas, muy abundantes en la época alrededor de Roma, reaccionan con el agua utilizada para hidratar el hormigón y, de ese modo, mejoran su resistencia general.
Sin embargo, en opinión de Ferrara, la manera de utilizar el hormigón en la estructura era igual de crucial para la supervivencia a largo plazo de un edificio. Las estructuras romanas, como puede afirmar cualquiera que haya visitado el Panteón, eran enormes. El hormigón se incorporaba en edificios que funcionaban sometidos a estrés compresivo, lo cual también les ayudó a resistir el paso del tiempo.
Por otra parte, las cargas aplicadas a los edificios y puentes eran considerablemente menores que en la actualidad. «Sobre un puente romano circulaban básicamente carros con caballos y cabras», explica Ferrara.
«También estaban los ejércitos, que generarían una gran carga, pero era una demanda completamente diferente a la que soportan las estructuras urbanas actuales», añade el experto.En el proyecto ReSHEALience, financiado con fondos europeos, Ferrara desarrolló una serie de mezclas para obtener un hormigón de durabilidad ultraalta para su utilización en estructuras marinas y centrales de energía. Las intensas condiciones medioambientales que experimentan estos tipos de estructuras acortan su vida útil y generan grandes costes financieros cada año por las reparaciones.
En el proyecto ReSHEALience se crearon nuevas recetas para que las estructuras adquiriesen resiliencia. Cabe destacar que estas mezclas están fabricadas con materiales de origen local. Ferrara añade que esa es la única manera de garantizar que los futuros edificios sean sostenibles desde un punto de vista medioambiental.
«En la mayoría de los casos, uno de los mayores impactos sobre la sostenibilidad de los materiales procede del transporte», observa el experto. «Por ejemplo, todo el mundo piensa que la madera es sostenible, porque ya la tenemos ahí. Pero si tenemos que transportar la madera del norte al sur de Italia, deja de ser sostenible», explica Ferrara.Las nuevas mezclas permiten producir hormigón con un cemento más ecológico y en menor cantidad. «Lo más importante es que somos capaces de fabricar un hormigón que nos permite construir una estructura con menos cantidad de material y mayor durabilidad», continúa Ferrara.
Para que el sector de la construcción sea más sostenible en el futuro, Ferrara explica que se debe tener en cuenta toda la cadena de suministro.
«Por tanto, menos CO2 para producir cemento, menos cemento en el hormigón, menos hormigón en la estructura. Y sin necesidad de sacrificar el rendimiento», comenta el experto. «Logramos hacerlo con el mismo rendimiento, en la mayoría de los casos incluso con un rendimiento mayor, también en lo que respecta a la durabilidad de la estructura».
Una mezcla que habría hecho que los arquitectos de la antigua Roma se sintiesen orgullosos.
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